Satán pidió trescientas almas para la construcción del puente, pero el arquitecto se negó a entregarlas... Un buen día, cuando se levantaban las paredes, tres pequeños desaparecieron mientras iban a dejar el almuerzo a sus padres en la milpa.
Ahora sus voces pueden ser escuchadas, aún hoy, los gritos de los niños pueden oírse cuando no hay mucho ruido, aún hoy se escuchan los suspiros porque aún esperan que sus padres pregunten por ellos, aún hoy, sólo si pones atención al cruzar el puente.
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