Saturday, March 15, 2008

Cuento escrito hace más de un año...

La última modificación fue hecha en mayo de 2007, y tal vez alguien lo note, esto estaba destinado a ser un fanfic de cierto anime...

La dinastía había nacido allá en los oscuros tiempos en que el pilar estaba en peligro de derrumbarse, por órdenes de la princesa Vila se convocó a cinco poderosos guerreros venidos de todos los rincones del mundo, descendientes de aquellos hombres que habían permanecido con el hombre voluntarioso que creo todo lo conocido. Eran hombres y mujeres hábiles con las armas y las artes mágicas, defensores de las nobles virtudes y de trato noble y justo.
Uno de ellos provenía del lejano mundo donde las aguas se divisaban como espejos entre el verdor de la vegetación cultivada. Otro venía de un legendario castillo a orillas del río más largo del mundo. Había también una mujer proveniente de la ciudad del puerto más grande y fastuoso de este mundo. La cuarta era proveniente de una lejana ciudad de templos en lo más profundo de la montaña. Por último se encontraba un hombre que según las leyendas había llegado del mismo lugar del que había venido el hombre voluntarioso que dio vida a este mundo.
Esos cinco guerreros unieron sus poderes y derrotaron al mal que asediaba el equilibrio del pilar de este mundo, y de ese modo la princesa Vila entregó a cada uno de ellos una insignia, que sería cargada por ellos y sus descendientes para que todos conocieran el valor de su hazaña y la voluntad de sus corazones.
Y para completar su recompensa la princesa Vila tomó una parte de su magia y la introdujo en las insignias. Cada insignia poseía un color distinto, y era franqueada por animal diferente, y adornada con una piedra mágica que poseía cinco virtudes: la fuerza, la inteligencia, la bondad, la diligencia y la honestidad, y dándolas a cada uno de los guerreros que la habían ayudado los proclamó defensores y dignos de confianza del pilar y del mundo entero. Al saber esto, los cinco guerreros no quisieron ser menos agradecidos y se proclamaron a sí mismos servidores y defensores del pilar y del mundo entero, y juraron una lealtad eterna que sería continuada por sus descendientes hasta el fin de los tiempos, jurando servir incluso si eso significaba la extinción de su propia estirpe. El pacto fue finalmente sellado con una marca mágica que aparecería en la frente de los guerreros en situaciones especiales, para que el mundo supiera quienes eran ellos y lo que eran capaces.
Así las siguientes generaciones crecieron aclamadas como la dinastía de los guerreros más poderosos que habían existido, tratados como nobles, la princesa Vila, les otorgó como regalo el Palacio Blanco, que se convertiría a partir de entonces en la sede de su educación marcial, y les daría también a un poderoso mago venido de otro mundo muy lejano como maestro, para que preparara a los futuros guerreros en las artes de las armas, el combate a cuerpo y el uso de magia bélica, además les concedió un ejército a su disposición, listo para luchar bajo las ordenes de la dinastía por la paz y el bienestar del pilar y del mundo entero.
Aquel preceptor sería conocido como el Maestro de Taltos, y serían sus descendientes quienes continuarían su labor educando a las nuevas generaciones de guerreros hasta el final de los tiempos.
Desde ese momento hasta la fecha ciento cincuenta y cinco generaciones habían sido convocadas como guerreros de la dinastía, que recibió su nombre: Kresnik, palabra que significaba “cruzado” en una antigua lengua hablada hace ya mucho tiempo cuando este mundo era reciente.

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