Tuesday, August 31, 2010

Recuerdo cuando nací a la oscuridad

Recuerdo cuando nací a la oscuridad, quiero decir, cuando empecé con la onda loca del gótico y aquel desmadre, tan sólo lo expreso así porque la madre de una amiga decía "cuando nací a la luz" refiriéndose a su bautizo cristiano.
Supongo que tenía quince, ya que acababa de entrar a la prepa, todo era nuevo y diferente, y lo recuerdo como una etapa inspiradora; cada banda, cada libro, cada revista y cada tienda me daban ganas de ir por más; internet apenas se aproximaba a mi vida, era un tiempo en que todos iban a los cibercafes porque era un privilegio tener conexión en casa, y chatear por supuesto estaba de moda, el Latinchat, con su salas de Gótico y Alternativo eran el medio para saber lo que pasaba allá afuera.
En aquel entonces, era raro ver a un ortodoxo vestido con terciopelo y botas militares caminando por Toluca, eran de admirar quienes se colgaban cruces invertidas y lo más alterno era masticar una cosa rara que hacía que los dientes se vieran amarillos, como los de las bestias, pero eso claro, era sólo común en el DF, a donde los tolucenses ibamos para colarnos del gran monstruo que era la escena oscura capitalina.
Creo que tenía dieciocho años cuando llegué al Chopo por primera vez, Raul, un compañero de la prepa, amigo de una amiga, me llevó, simplemente me dijo "él sábado te llevo" y lo cumplió, aunque llegó a la cita una hora tarde, yo casi estaba desolada pensando que no iba a ir. El lugar obviamente me encantó, era la segunda vez que veía "darketos" en masa, la primera, un concierto de Lacrimas Profundere, pero ahora, verlos en vivo y directo interactuando en la calle como gente común, comprando, platicando y comiendo garnachas era difícil de imaginar para mí.
Esa visita produjo tal efecto en mí que a veces tenía pesadillas, sueños en que lo más horrible que me pasaba era que llegaba cuando ya habían quitado los puestos, o que estaba el mercado en apogeo y yo no tenía ni un centavo, pero la peor pesadilla fue cuando soñé que estaba en el Chopo pero sin ropa negra, sino con ropa de color, común, horrorizándome porque no sería reconocida como una del rebaño negro.
Cuando Vlad camine quiero llevarlo al Chopo, nada que ver con lo que fue en mi tiempo, según me han dicho, tendrá casi trés años que no vuelvo a ir, pero espero que algún día el pueda emocionarse por un lugar y/o por un fenómeno como me sucedio a mí.