Friday, November 24, 2006
Sunday, November 12, 2006
improvisadamente
creo que me he alejado mucho de este lugar, de hecho me miro y veo que estoy muy muy lejos de donde ellos viven,
atravieso uno de esos momentpos en que estas casi completamente perdida, tal vez he llegado al punto en que no se a que dirección dirigirme, no se distinguir colores, ni siquiera se distinguir a quien conozco y a quien no, sera este el pais de nunca jamás?
mis obsesiones se vuelven mas fuertes, mi rareza se vuelve aun mas patente, y la locura que he tratado de mantener a raya esta saliendo desbocadamente, como cuando ya no puedes contener la sangre en una herida, creo que estoy consumiendome internamente
algo tiene que pasar, algo que me cambie la vida para siempre, cuando todo esto termine ya no sere yo, o más bien seré mi verdadero yo, más cruel, más inhumano, más cercano al estado salvaje que he heredado.
atravieso uno de esos momentpos en que estas casi completamente perdida, tal vez he llegado al punto en que no se a que dirección dirigirme, no se distinguir colores, ni siquiera se distinguir a quien conozco y a quien no, sera este el pais de nunca jamás?
mis obsesiones se vuelven mas fuertes, mi rareza se vuelve aun mas patente, y la locura que he tratado de mantener a raya esta saliendo desbocadamente, como cuando ya no puedes contener la sangre en una herida, creo que estoy consumiendome internamente
algo tiene que pasar, algo que me cambie la vida para siempre, cuando todo esto termine ya no sere yo, o más bien seré mi verdadero yo, más cruel, más inhumano, más cercano al estado salvaje que he heredado.
Tuesday, October 24, 2006
SUEÑOS
Ante sueño
¿Te das cuenta que son las dos de la mañana y estoy pensando en ti?
Sueño II
No lo recuerdo, nada viene a mi memoria, tan sólo estoy segura de que tú estabas ahí.
Sueño III
Un auto a punto de arrollarlo todo, sólo ante mi voz se calma y me permite seguir.
El extenso pasillo de hotel de paso vacío, un inmenso corredor que sólo deja ver todas aquellas despintadas puertas, nada más que ver en la lejana luz del pasillo como túnel.
Me imagino sentada con mi ropa negra en el patio de la escuela, escondiéndome de la luz en la pequeña sombra de una construcción pequeña, debo evitarla, debo impedir que el calor me amenacé la piel; ahora que lo pienso, sé que estaba esperándote a ti, siempre admiré que no temieras a la luz como lo hago yo, siempre adore tu piel cobriza, no como la mía amarilla y mustia.
SUEÑO IX
Tenía puestos unos lentes Gucci, tal vez por eso comprendí que era un sueño, posiblemente nunca usaré unos lentes Gucci. La calle vacía invitaba a correr, no puedo creer que la esquina se encuentre tan lejos, correré para tomar el autobús. Sorprendentemente estás ahí, a unos simples pasos de la parada del autobús, conversando con tu inseparable, con tu Némesis. En ese momento mis sospechas se confirmaron, porque me viste y corriste hacia mí, te conozco, sé que no correrías a verme, tal sueño no ocurrirá. Me quitaste los lentes Gucci, los dioses te lo paguen, ya no soportaba el peso en mi nariz pequeña, eras tú, el que siempre quise que fueras, espera un momento, tú me ignoras, entonces supongo que no eras tú.
SUEÑO X
Quise recordarlo en este momento pero no puedo, tal vez si descanso media hora lo consiga, ¿A dónde marcharán mis sueños?, seguiré pensando en ello incluso dentro del próximo sueño, me obsesiona pensar que estuviste ahí y no te recuerdo. Esperaré a recordar, persistiré, si hay algo que aprendí de Sakura chan es eso: “los recuerdos son como el tiempo, siempre nacerán de nuevo”.
SUEÑOS
Ante sueño
¿Te das cuenta que son las dos de la mañana y estoy pensando en ti?
Sueño II
No lo recuerdo, nada viene a mi memoria, tan sólo estoy segura de que tú estabas ahí.
Sueño III
Un auto a punto de arrollarlo todo, sólo ante mi voz se calma y me permite seguir.
El extenso pasillo de hotel de paso vacío, un inmenso corredor que sólo deja ver todas aquellas despintadas puertas, nada más que ver en la lejana luz del pasillo como túnel.
Me imagino sentada con mi ropa negra en el patio de la escuela, escondiéndome de la luz en la pequeña sombra de una construcción pequeña, debo evitarla, debo impedir que el calor me amenacé la piel; ahora que lo pienso, sé que estaba esperándote a ti, siempre admiré que no temieras a la luz como lo hago yo, siempre adore tu piel cobriza, no como la mía amarilla y mustia.
SUEÑO IX
Tenía puestos unos lentes Gucci, tal vez por eso comprendí que era un sueño, posiblemente nunca usaré unos lentes Gucci. La calle vacía invitaba a correr, no puedo creer que la esquina se encuentre tan lejos, correré para tomar el autobús. Sorprendentemente estás ahí, a unos simples pasos de la parada del autobús, conversando con tu inseparable, con tu Némesis. En ese momento mis sospechas se confirmaron, porque me viste y corriste hacia mí, te conozco, sé que no correrías a verme, tal sueño no ocurrirá. Me quitaste los lentes Gucci, los dioses te lo paguen, ya no soportaba el peso en mi nariz pequeña, eras tú, el que siempre quise que fueras, espera un momento, tú me ignoras, entonces supongo que no eras tú.
SUEÑO X
Quise recordarlo en este momento pero no puedo, tal vez si descanso media hora lo consiga, ¿A dónde marcharán mis sueños?, seguiré pensando en ello incluso dentro del próximo sueño, me obsesiona pensar que estuviste ahí y no te recuerdo. Esperaré a recordar, persistiré, si hay algo que aprendí de Sakura chan es eso: “los recuerdos son como el tiempo, siempre nacerán de nuevo”.
Friday, October 20, 2006
¿a donde fue ese tiempo?
Una pequeña frase me mantiene: los recuerdos son como el tiempo, siempre nacerán de nuevo.
QUOD ME NUTRIT ME DESTRUIT
Tuesday, October 17, 2006
SUEÑO I
¿Para qué sirven esas bóvedas azuladas, sino para entretener las imaginaciones enfermizas de los últimos soñadores? Villiers de L’Isle-Adam
Alguna vez tuve un sueño ese sueño, soñé con una casa muy, muy vieja, era una casa donde todos eran recibidos y donde todos querían entrar, era extraña, mágica, ahí ocurría algo.
Era un sueño muy extraño, decían que si te presentabas ante el altar de la vieja casa, atravesando una vieja escalera; y si llevabas a un animal contigo tu amor podría ser eterno, aunque también podría estar maldito; no recuerdo de que animal se trataba, ¿era un ave o un perro?, no lo recuerdo, pero era algo difícil.
Entré, me subí a las viejas escaleras y casi caí, tan desvencijadas eran, llegue al lugar cargando con el animal elegido pero algo pasó; el hechizo de amor eterno no llegó, él no me amaría eternamente, de pronto el encanto se había acabado, algo extraño había pasado con la casa y el hechizo de amor se torno en maldición y traición.
En cambio, mucho tiempo antes, una pareja lo había logrado, era la pareja más hermosa y humana que había visto en mi vida, pero la traición del encanto se cerniría sobre ellos; y la mujer de la discordia, que ya hace mucho tiempo había intentado separarlos destruyendo el hechizo, escapó de su cuarto para encargarse de ellos.
Esa noche cayó la tormenta, la más brutal que había visto en mi vida y tuve miedo, y por la ventana vi los rayos caer e incendiar absolutamente todos los postes; y el fuego cayó del cielo y me di cuenta que la traición del encanto se estaba logrando.
Y la traición se logró y yo no fui feliz, mas me consoló saber que mi no correspondido amor durmió apacible durante la tormenta y despertó más tarde sin saber que la lluvia derrumbó los postes a su alrededor.
¿Y los novios más lindos que haya visto en mi vida? La verdad no lo sé, más tarde supe que la mujer de la discordia robó un auto pero eso no podía significar nada; aunque jamás nadie volvió a verlos y nadie volvió a hablar de la mujer de la discordia (como si no existiera) y se siguió hablando de aquella pareja de novios como una gran leyenda de amor.
Mientras, pareciera que la casa del raro altar va a caerse, no sé como y no sé cuando, pero si entras puedes oírla crujir, y si vas en día de fiesta la puedes oír llorar, y nunca más el altar se abrirá para no dar la desgracia a las parejas y su amor.
Friday, August 04, 2006
CUIDADO CON EL ESCORPIÓN
Es tan grato ser artista, tan fácil ser feliz, tan sencillo y simple caer en la depresión. Bauderliere ya había escrito una vez “el artista es como el hato de escorpiones”. Es despreciado y degradado, písalo si quieres, trata de extinguirlo, pero cuidado, dentro de él, dentro de mí hay veneno de escorpión.
Palabras venenosas, frases que matan sigilosamente a quien escucha y no comprende, voces que maldicen calladamente a quien osa a retarlos.
Ten cuidado con el artista, déjalo refugiarse en los rincones obscuros de las buhardillas derruidas. No metas la mano en los agujeros de la tierra, ahí están, coloca insecticida en las entradas
Wednesday, July 26, 2006
Réquiem por otra vida
No pertenezco a mi tiempo, sin duda, soy lo que no debí haber sido, el mundo es siempre lo que no debió haber sido.
¿Dónde quedó la gloria de los viejos tiempos? ¿Quién usa aun los antiguos trajes de terciopelo real? ¿Quién viste de púrpura y corona de armiño?
Estaba destinada a la realeza, mis ancestros gobernaron sobre diez mil súbditos, ahora no quedan más que cenizas, recuerdos que ya nadie conserva en la cabeza.
Pude haberme paseado por inmensos salones vestida en seda y satín, en cambio no uso más que un raído abrigo de tiempos lejanos, mientras arrastro mis pies cansados por las callejuelas solitarias de una ciudad que la gente ya no encuentra en sus mapas.No queda más que polvo y recuerdos, y un montón de viejas fotografías de cadáveres que alguna vez fueron lo más grande que hubiera podido soñar.
ALUCINACIONES
“Sé que lo mismo te da lastimar a una vaca que a mí, lo que no entiendo es porque no elegiste a la vaca”
Sabes perfectamente que no podría escribir a nadie más, me retuerce saber que existes para alguien que no sea yo, me tortura saber que tu carne fue mordida por ella, pero me inquieta más tu inmensa indeferencia ante mí.
Diablos, me desconozco, ¿Por qué siempre digo diablos?, sé que no me escuchas, crees que se trata de una pasajera obsesión, sabes que podría arrancarme los órganos y regalártelos en una charola de galletas, bueno, es probable que no lo sepas, pero es lo que quiero decir cuando te digo algo más.
Tal vez algún día sea completamente clara y directa, tal vez acepte que veo la luna preguntándome si tú la ves también, tal vez te enteres de que a nadie más había escrito de amor antes que a ti, tal vez te inquiete que escriba en los camiones todo lo que nunca pude decir en alto ante nadie sobre ti.
Te juro solemnemente que no es obsesión, tan sólo es el hecho de que representas todo aquello a lo que yo ya había renunciado pero que retome por ti, por ti recorrí calles que no había pisado en la vida, por ti encontré la poesía en una canción que jamás me había interesado antes, por ti me exhibí como una “locasuicidasincriteriodesconectadadelarealidad”. Sé que no es tu culpa pero no puedo dejar de pensar que fue por ti, aun cuando sé que dedicas tus letras a alguien más.
Tal vez algún vomite ese barullo enfrente del mundo entero, sabrás que eras tú, aunque preferiría que no estuvieras ahí para verlo, fingiré demencia y todos pensarán que fue una simple alucinación colectiva, sé que todos creen que no podría sentir algo así, pero tu sabrás que era verdadero, por eso no quiero que estés ahí.
Aléjate y déjame seguir torturándome mentalmente, cuéntame que soñaste con dios o que tu gato se comió un roedor, actúa como si no fuera yo quien realmente soy, tu patética sombra, tu perro infeliz como diría alguna vez Saúl Hernández.
Ahora que lo pienso este escrito debió llamarse “tal vez” o “por ti”, patéticamente, no creí escribir algo así.
Friday, July 14, 2006
ACHAQUES
Jhjkhjk hggh fhfghgnl,nhjlhnhjn fghnkn,kj, así se escribe desesperación…
I have lost the will to live, simply nothing more to give
There is nothing more for me...
(Cliff Burton)
Mi imagen no volvió a ser tan perfecta como ese día, por primera vez hubiera podido perder la eternidad en un instante, jamás tal imagen se había visto reflejada en el espejo, era yo, como quería ser yo.
Arropada en negro, cabello largo y nítidas ojeras, tal y como hubiera sido hace cien o trescientos años. La media luz más calmada que he visto en mi vida, el autobús vació mostrándome tal y como soy en el mundo exterior, recluida al final, en el rincón sombrío donde las señoras no bajan porque tienen miedo de caer y los hombre se empeñan en buscar para demostrar lo fuertes que son.
Nunca más volví a hallarme en ese autobús, me subí muchas veces, muchos viernes, la misma hora, pero nada se comparó a esa imagen en el espejo retrovisor, el tiempo pasa, el autobús no llega, no habrá otro autobús igual, otro momento de perfección mental, tan sólo queda lo que veo en el otro espejo, a mí, en la realidad.
Dicen que tengo aspecto de vieja, tal vez se debe a mi asombrosa capacidad para no escuchar a los demás, o tal vez mi afán de vestirme como las viudas de antaño, o pudiera ser que se deba a mi edad, es posible, aunque no la veo, veo esas delgadas líneas bajo mis ojos y no lo creo, no pueden ser arrugas, alguien más está en el espejo.
Creí que aun tenía quince años, me miro en el espejo y soy la misma persona que jugaba a cortarse con tijeras de costura, la misma nariz y la misma boca, pero algo ha cambiado, un color diferente en la piel, y la misma pregunta todos los días: ¿estás enferma?
Ya nada queda de los días nublados en el centro, caminatas amenizadas con música y ropa de terciopelo, charlas sobre conciertos y miradas desde los puentes peatonales.
Me sorprende mi cabello, creí que era negro pero ya no lo es, pequeños filos blancos se asoman entre la espesa mata desaliñada; ya que importa, dejémoslo crecer. Dejemos la blancura devorar a la oscuridad como el día a la noche y la noche al día.
Supongo que ahora me obsesiona el tiempo, por eso siempre odie los relojes, piik así se oye mi cabeza golpeando contra el teclado, es hora de dormir, ya no hay que decir.
vm,vvbmnvmnv,mkghkljkjñldfñbgkkgkblkgkvbkv, así se escribe aburrimiento.
Saturday, July 01, 2006
Reseña: lo bello y lo siniestro
Tradicionalmente, hablar de lo siniestro es hablar de todo aquello que nos da miedo, aquello que es malo y que es contrario a lo bueno, como la diestra y siniestra, lo bueno y lo malo, lo bello y lo grotesco, porque lo grotesco es parte de lo siniestro. Ya desde el inicio Eugenio Trías nos plantea en su libro “lo bello y lo siniestro” todas estas facetas que lo siniestro ha adquirido en nuestra mente y en la idiosincrasia popular a lo largo de los siglos.
Para empezar con el análisis, Trías nos introduce en otras dos de las categorías estéticas más importantes: lo bello y lo sublime. Lo bello, definido hace más de dos mil años por los griegos, es hasta el día de hoy, la pauta para lo que muchos llaman arte, lo armonioso y simétrico, lo limitado, lo contrario al caos, porque el caos es ilimitado. Por otro lado lo sublime, la pequeñez del hombre en comparación a la grandeza de la naturaleza, es recordar lo finitos que somos comparado con la infinitez del universo, y acercándonos, en una mezcla de fascinación y temor, al caos de la tormenta; ver, como lo vio Turner, el paisaje que ningún ojo humano pudo ver.
Ahora si lo bello es lo armonioso y simétrico, con un principio y con fin, en contraposición a lo sublime, que es lo infinito, y lo dispar entre hombre y naturaleza, ¿en donde queda lo siniestro? Y ¿Qué lugar ocupa en nuestra mente?
Lo siniestro es, tradicionalmente aquello que nos da miedo, que puede dañarnos o bien que nos produce repulsión. Viendo estas características podríamos decir que lo feo lo deforme e inestable es siniestro, pero al seguir leyendo nos topamos con una característica indispensable de lo siniestro, el estar oculto, el permanecer bajo un velo casi impenetrable. Y no es que lo siniestro deba estar oculto, para que sea siniestro es preciso que “eso” sea revelado.
Lo nos lleva de la mano a conocer las teorías de Sigmund Freud, “la sensación de espanto que se adhiere a las cosas conocidas y familiares desde tiempo atrás”. Ahora, si lo siniestro está en lo conocido, ¿Por qué nos causa miedo? Es muy simple, nadie sabe que lo siniestro está ahí, porque no deberíamos verlo, pero lo vemos. Freíd menciona seis diferentes situaciones de lo siniestro: los maleficios, los dobles, lo inanimado que cobra vida, las repeticiones, las amputaciones y lo fantástico. Todas estas son situaciones que no “deberían” pasar, que no son normales y por lo tanto no deberíamos verlas. De modo que la sensación de lo siniestro comienza cuando vemos algo que no deberíamos ver, y tiempo después, al encontrarnos en similar situación reactivamos ese temor que quedo como impreso en nuestra mente tiempo atrás, pero, para que lo siniestro se revele como tal, debe de haber sido algo bello.
Pero ahora nos preguntamos, ¿Cómo puede lo bello ser parte de lo siniestro? Lo bello es, como se mencionó anteriormente, lo armonioso, lo finito, lo simétrico y el orden. Pero, según lo que dice el libro, la belleza sólo es belleza cuando cubre algo más, Rilke lo dijo: “la belleza es el comienzo de lo terrible que podemos soportar”.
Esto nos conduce a otro hecho que es universalmente conocido: el sentir placer por el dolor o por el miedo, y en el libro tenemos dos excelentes ejemplos de ello: el cine de terror de Hitchcock, y la tragedia griega. En un extremo tenemos ambas formas de arte como representación de esa necesidad del hombre de ver de cerca nuestros propios temores sin que nos afecten realmente. Pero por otro lado son fiel reflejo de lo siniestro que se extiende en el exterior, la tragedia de Edipo, por ejemplo, donde lo siniestro del maleficio condena a un hombre que nada puede hacer por cambiar su destino.
Para finalizar podemos concluir en dos cosas. La primera es que lo siniestro es algo que permanece oculto y que se revela en un momento dado para desdicha de muchos. Y la segunda cosa es que lo bello es tan sólo un velo que cubre aquello que no debemos ver, dentro del arte todo aquello que sea bello tendrá algo oculto, algo que tal vez no queramos ver, si es que no queremos padecer.
Para empezar con el análisis, Trías nos introduce en otras dos de las categorías estéticas más importantes: lo bello y lo sublime. Lo bello, definido hace más de dos mil años por los griegos, es hasta el día de hoy, la pauta para lo que muchos llaman arte, lo armonioso y simétrico, lo limitado, lo contrario al caos, porque el caos es ilimitado. Por otro lado lo sublime, la pequeñez del hombre en comparación a la grandeza de la naturaleza, es recordar lo finitos que somos comparado con la infinitez del universo, y acercándonos, en una mezcla de fascinación y temor, al caos de la tormenta; ver, como lo vio Turner, el paisaje que ningún ojo humano pudo ver.
Ahora si lo bello es lo armonioso y simétrico, con un principio y con fin, en contraposición a lo sublime, que es lo infinito, y lo dispar entre hombre y naturaleza, ¿en donde queda lo siniestro? Y ¿Qué lugar ocupa en nuestra mente?
Lo siniestro es, tradicionalmente aquello que nos da miedo, que puede dañarnos o bien que nos produce repulsión. Viendo estas características podríamos decir que lo feo lo deforme e inestable es siniestro, pero al seguir leyendo nos topamos con una característica indispensable de lo siniestro, el estar oculto, el permanecer bajo un velo casi impenetrable. Y no es que lo siniestro deba estar oculto, para que sea siniestro es preciso que “eso” sea revelado.
Lo nos lleva de la mano a conocer las teorías de Sigmund Freud, “la sensación de espanto que se adhiere a las cosas conocidas y familiares desde tiempo atrás”. Ahora, si lo siniestro está en lo conocido, ¿Por qué nos causa miedo? Es muy simple, nadie sabe que lo siniestro está ahí, porque no deberíamos verlo, pero lo vemos. Freíd menciona seis diferentes situaciones de lo siniestro: los maleficios, los dobles, lo inanimado que cobra vida, las repeticiones, las amputaciones y lo fantástico. Todas estas son situaciones que no “deberían” pasar, que no son normales y por lo tanto no deberíamos verlas. De modo que la sensación de lo siniestro comienza cuando vemos algo que no deberíamos ver, y tiempo después, al encontrarnos en similar situación reactivamos ese temor que quedo como impreso en nuestra mente tiempo atrás, pero, para que lo siniestro se revele como tal, debe de haber sido algo bello.
Pero ahora nos preguntamos, ¿Cómo puede lo bello ser parte de lo siniestro? Lo bello es, como se mencionó anteriormente, lo armonioso, lo finito, lo simétrico y el orden. Pero, según lo que dice el libro, la belleza sólo es belleza cuando cubre algo más, Rilke lo dijo: “la belleza es el comienzo de lo terrible que podemos soportar”.
Esto nos conduce a otro hecho que es universalmente conocido: el sentir placer por el dolor o por el miedo, y en el libro tenemos dos excelentes ejemplos de ello: el cine de terror de Hitchcock, y la tragedia griega. En un extremo tenemos ambas formas de arte como representación de esa necesidad del hombre de ver de cerca nuestros propios temores sin que nos afecten realmente. Pero por otro lado son fiel reflejo de lo siniestro que se extiende en el exterior, la tragedia de Edipo, por ejemplo, donde lo siniestro del maleficio condena a un hombre que nada puede hacer por cambiar su destino.
Para finalizar podemos concluir en dos cosas. La primera es que lo siniestro es algo que permanece oculto y que se revela en un momento dado para desdicha de muchos. Y la segunda cosa es que lo bello es tan sólo un velo que cubre aquello que no debemos ver, dentro del arte todo aquello que sea bello tendrá algo oculto, algo que tal vez no queramos ver, si es que no queremos padecer.
Saturday, June 17, 2006
Adios gata, adios
“Carpe diem, quam minimum credula postero”
(Aprovecha el día de hoy, y no pongas de ninguna manera tu fe ni tu esperanza en el día de mañana.)
Horacio
Una gata muerta yace en la calle mojada, nadie reclama su nombre, nadie llorará por ella, pobre gata, su negro pelaje manchado de lodo no fue lo suficientemente fuerte para protegerla, que frágil, que vulnerable, casi una humana.
Como me sorprende ver aquello, era un día normal, como el de ayer, como el de anteayer, no debía morir, ¿Por qué hoy? ¿Por qué no mañana o la próxima semana?
Hoy me duelen los ojos, creo que me levantaré más tarde, es difícil llorar sobre un animal muerto, no puedo recordar su voz, eso es lo que lloro cuando muere un humano, el no volver a escuchar su voz.
¿Tendría voz alguna la gata? Supongo que si, pero nunca me di el tiempo de escucharla, ¿vale la pena ahora que es tan sólo un saco de carne molida? No lo creo, no sé que podría decir un gato en semejante situación.
Tal vez si tengo que levantarme el día de hoy, alguien debe recoger el cadáver, es lo malo de tener un estomago fuerte, todos creen que un cadáver no te daña, no lo hace, pero te desgarra mentalmente, un paso más hacia allá, ¿Cuántos cadáveres tendré que ver antes de que sea yo la elegida?
No me aterra, no me enoja pero molesta, molesta como cuando te das cuenta de que tienes una fina cortada, no la vez pero ahí está, esa pequeña punzada que se siente a veces. Mejor me levantaré más tarde, la cama tibia me aprisiona, afuera el gato espera profana sepultura, detrás de las bolsas de basura del mercado donde compras vidas por esperanzas vacías, donde adquieres pequeños cadáveres de peces y trozos de bueyes por pedazos de metal sucio y percudido.
El cortejo fúnebre se inicia con mis pasos, un gato muerto, una persona viva, al menos eso creo, tu pelo negro y el mío castaño, tus pequeños gatitos maullando de hambre, ¿no los escuchas, no te duele oírlos? La fúnebre procesión termina, el mercado en plena vida, yo con un costal cargando una pequeña muerta, unas últimas palabras a los ojos amarillos que ya no se pararán en las ventanas:
“Profana sepultura a la gata sin nombre, que un dios felino te tenga en su felina gloria, que reposes en un paraíso de mullidos cobertores y ríos de leche, no tengas cuidado, cuidaré a tus hijos, cazarán ratones y comerán mariposas negras, en honor a ti, gata negra que te has ido, eras buena compañera, me abrigaste en invierno, nunca hablaste, nunca reprochaste, maullabas con tal gracia y distinción, pero es todo, es el fin, adiós costal de carne, nido de moscas adiós”
Saturday, June 03, 2006
DmenCIAs
unos cuantos trozos de textos que no he terminado, ¿los terminaré?, nadie sabe, tal vez ya no importe nada para mañana
CARACTERES
La vida no es sino una sombra errante, un pobre actor que se mueve y que se agita durante horas sobre el escenario, y luego desaparece para siempre…
Shakespeare
¿Donde esta tu mascara pequeño cuervo? Ocúltate del cazador que vendrá por ti al amanecer de agosto.
No eres como la paloma o el cisne
No dejes que te corten las alas pequeño cuervo,
HARÁ FRÍO ESTA NOCHE
Recuerdo mi infancia en un pequeño pueblo, recuerdo aquel lugar oscuro y frío, el olor a humedad y aquellas caminatas bajo el sol de noviembre por la carretera sin pavimento.
¿Quiénes eran mis padres?, no lo recuerdo claramente, ahí estaba yo, usando el desagastado sombrero que alguno en mi familia usó para bailar el Día de la Santa Cruz.
Era tal vez más feliz en ese entonces, lo único que realmente importaba era ver a que hora había que alimentar a los pollos.
Ten cuidado, usa ajos detrás de las puertas, las brujas
EXtracto
Me pregunto si hay alguien en este mundo que espere oir mis palabras?, me pregunto si hay alguien ahí que quiere conocerme? Y si acaso piensa en mí como yo pienso constantemente en él. Será que existe? Será que acaso
CARACTERES
La vida no es sino una sombra errante, un pobre actor que se mueve y que se agita durante horas sobre el escenario, y luego desaparece para siempre…
Shakespeare
¿Donde esta tu mascara pequeño cuervo? Ocúltate del cazador que vendrá por ti al amanecer de agosto.
No eres como la paloma o el cisne
No dejes que te corten las alas pequeño cuervo,
HARÁ FRÍO ESTA NOCHE
Recuerdo mi infancia en un pequeño pueblo, recuerdo aquel lugar oscuro y frío, el olor a humedad y aquellas caminatas bajo el sol de noviembre por la carretera sin pavimento.
¿Quiénes eran mis padres?, no lo recuerdo claramente, ahí estaba yo, usando el desagastado sombrero que alguno en mi familia usó para bailar el Día de la Santa Cruz.
Era tal vez más feliz en ese entonces, lo único que realmente importaba era ver a que hora había que alimentar a los pollos.
Ten cuidado, usa ajos detrás de las puertas, las brujas
EXtracto
Me pregunto si hay alguien en este mundo que espere oir mis palabras?, me pregunto si hay alguien ahí que quiere conocerme? Y si acaso piensa en mí como yo pienso constantemente en él. Será que existe? Será que acaso
imaginaria
Si el mundo fuera plano entonces seguiríamos caminos diferentes.
(Una canción japonesa cuyo nombre ignoro)
No sé que pensar sobre ti, no sé si reír o llorar, no eres lo suficientemente perfecto para ser un sueño, pero tampoco estás lo suficientemente cerca para ser real, me duele porque sé que no estarás aquí, me mutila porque sé que vives una vida entera sin mí, me desespera saber que en algún momento, tal vez ahora mismo piensas en alguien que no soy yo, sabes que en ti pienso, aún cuando no me atreveré jamás a decirlo de frente.
Me siento confundida en este instante, no importan los momentos de intimidad pues tu no existes; escucho desesperada un ruido que me quema internamente, el lado oscuro de la luna no deja de atormentarme, escucho ese sonido, ese tañir de campanas y esa guitarra que se funde con mi propio tañir mental, esa voz que se desgarra, sé que estás ahí, eres tú, como el lado oscuro de la luna oculto para mi simple mortalidad.
Siempre supuse que lo que no veo no existe, pero no fue así contigo, eres tan real, tan humano, tan sencillo, tienes un nombre y una vida, podría rememorar mil veces aquellas cuatro horas tendidos a solas en la hierba, me cubriste del sol que me quemaba, esperaste lo que nadie jamás había esperado, pero sé que no eres real, mi amigo imaginario.
Tal vez viviré pensando en lo que pudo haber sido, tú en un valle, yo en el otro, sé que imaginarte es muy sencillo, lo duro es despertar después del sueño, pero tal vez me olvide de ti al amanecer de cada día, esta mañana me duelen los ojos, supongo que hoy me levantaré más tarde.
(Una canción japonesa cuyo nombre ignoro)
No sé que pensar sobre ti, no sé si reír o llorar, no eres lo suficientemente perfecto para ser un sueño, pero tampoco estás lo suficientemente cerca para ser real, me duele porque sé que no estarás aquí, me mutila porque sé que vives una vida entera sin mí, me desespera saber que en algún momento, tal vez ahora mismo piensas en alguien que no soy yo, sabes que en ti pienso, aún cuando no me atreveré jamás a decirlo de frente.
Me siento confundida en este instante, no importan los momentos de intimidad pues tu no existes; escucho desesperada un ruido que me quema internamente, el lado oscuro de la luna no deja de atormentarme, escucho ese sonido, ese tañir de campanas y esa guitarra que se funde con mi propio tañir mental, esa voz que se desgarra, sé que estás ahí, eres tú, como el lado oscuro de la luna oculto para mi simple mortalidad.
Siempre supuse que lo que no veo no existe, pero no fue así contigo, eres tan real, tan humano, tan sencillo, tienes un nombre y una vida, podría rememorar mil veces aquellas cuatro horas tendidos a solas en la hierba, me cubriste del sol que me quemaba, esperaste lo que nadie jamás había esperado, pero sé que no eres real, mi amigo imaginario.
Tal vez viviré pensando en lo que pudo haber sido, tú en un valle, yo en el otro, sé que imaginarte es muy sencillo, lo duro es despertar después del sueño, pero tal vez me olvide de ti al amanecer de cada día, esta mañana me duelen los ojos, supongo que hoy me levantaré más tarde.
NOTA: UNA PARTE DE MÍ REALMENTE LAMENTA HABER ESCRITO ALGO COMO ESTO
Cinco razones para destruir el planeta
La número uno, porque sólo así tendré el poder, el poderoso es siempre el mejor.
Número dos, porque no hay nada ni nadie por quien valga la pena vivir
Número tres, porque el dolor sólo se calma con más dolor.
Número cuatro, porque si el mundo continua con su injusticia, odio, depravación e indiferencia por su sino alguien más lo destruirá
Y la número cinco, porque amo todo y a todos, a las personas que me jugaron una mala pasada y quien me tendieron su amistad, porque extrañaré la solitaria masa urbana y el apacible campo cubierto de verde en mayo; y si muero, si muero no podré llevarme todo eso a la tumba, es por eso que necesito matarlos a todos y destruirlo todo, para conservarlo siempre junto a mí.
Número dos, porque no hay nada ni nadie por quien valga la pena vivir
Número tres, porque el dolor sólo se calma con más dolor.
Número cuatro, porque si el mundo continua con su injusticia, odio, depravación e indiferencia por su sino alguien más lo destruirá
Y la número cinco, porque amo todo y a todos, a las personas que me jugaron una mala pasada y quien me tendieron su amistad, porque extrañaré la solitaria masa urbana y el apacible campo cubierto de verde en mayo; y si muero, si muero no podré llevarme todo eso a la tumba, es por eso que necesito matarlos a todos y destruirlo todo, para conservarlo siempre junto a mí.
DESANGRE
¿Qué significa esto? Sinceramente no lo sé, tal vez algún día mientras duerma lo averiguaré.
Mi sangre seca aún es pisoteada por esos individuos, y el suelo gris no clama por ella como clamó por la sangre de Abel. Me desangro lentamente mientras la gente sigue envuelta en su insulsa e infructífera vida. Que extraño, la muerte acecha en el autobús y nadie parece notarlo, la música popular parece consumirlo todo. Me paseo entre ellos, mientras siento perfectamente el fluir de mi vena recién cortada, la sangre emana como manantial, tengo sed pero es demasiada sangre para mí, no puedo beberla toda ¿Dónde está el vampiro que me acecha en mi sueño de invierno? Curioso, nadie nota mi olor a animal muerto, nadie sabe que cargo un pequeño cadáver en la mochila. Pobres incrédulos, no saben que la muerte ronda, no saben que pasan toda la vida tratando de no morir; pobres crédulos, tratando de sufrir para llegar a un cielo blanco de algodón. El autobús se está tardando demasiado, me desangro lenta y dolorosamente, no es que me duela tanto, sino que el chofer viene escuchando reggaeton. ¡Que manera de hacer sufrir a alguien! Que terriblemente irónico es desangrarse al ritmo de “la dulce niña”. Creo que es mejor caminar, no perderé el equilibrio, conservaré la calma y llegaré, quien sabe, igual y me encuentro a Jesús en el camino, pero no creo, supongo que no me ayudaría, debe tener más cosas que hacer, como dibujar estrellitas en el techo de su habitación. Cerraré los ojos y pediré un deseo, como lo hice alguna vez el día de mi cumpleaños: ser eterna pero no inmortal, espera, se ha concedido, ahora apagaré las velas y la fiesta terminará… ¡felicidades, has muerto! has pasado a una vida mejor. Gracias, que detalle, unas flores y una vela, ahora un favor, limpia mi sangre seca del suelo, alguien podría tropezar y morir.
Wednesday, April 12, 2006
conclusiones
quien fuera Thoreau
TENGO UNA TARJETA DE CRÉDITO
“Si la ley es de tal naturaleza que te obliga a ser injusto con un prójimo, rompe la ley, que tu vida sea una fricción que frene su mecanismo.”
Henry David Thoreau
Diablos, tengo una tarjeta de crédito, bueno, de hecho no, es de débito, mi primer trabajo, mi primer sueldo pagado a través de un simple pedazo de plástico.
Dos veces diablos, me siento sucia, violada, mi primera vez (mi primer paga) con una inerte tarjeta de plástico. Que asco, está fría y delgada, la he firmado para no perderla, no sé que decir, me siento mal, no soy yo, he dejado de ser quien soy para ser una más, tan sólo un número en la enorme lista de esa bestia llamada empresa, no soy especial, sólo una más.
Heme aquí, lavándome para quitarme la sensación de los arrugados billetes que se vienen del cajero, ese verde dinero me repugna, pero ni modo, ahí estoy, esperando que salgan, mientras a muchos kilómetros de aquí esa bestia que me violó se regocija en mi caída.
Porque para mí esto es una violación, una violación a mi persona y a lo que creía, capitalismo, maldad, abuso, desigualdad, globalización, injusticias, ten dignidad, no te dejes, lucha en contra de…pero a fin de cuentas ¿Quién me dará de comer? ¿Qué techo me cubrirá? ¿Cómo perderé la conciencia sin las drogas?
Ahora todo ha quedado desgarrado: mi fe, mi esperanza, lo que creía, lo que aspiraba a ser y sobretodo lo que creí que no sería capaz de hacer. Estoy cansada de pelear, estoy cansada de intentar no caer en las redes de ese mal llamado dinero, pero me he visto obligada a ceder.
“Es rico quien se da el lujo de no desear lo que no puede tener” ¿Quién me lo dijo? No lo recuerdo, de seguro fue alguien que no tiene que viajar en un destartalado autobús a las nueve de la noche, o alguien que no tiene que lidiar con horribles borrachos, o alguien que no tiene que pasar ocho horas atendiendo a un montón de autómatas comerciantes que ni siquiera reparan en que eres un ser humano. Espera un momento, estoy hablando como ellos, como la gente “normal” que cree que es necesario el dinero para sobrevivir. Por favor, llévenme con un médico, me estoy poniendo mal.
Si, ahora lo veo, lo tengo más claro, no desear, no necesitar, ese es un lujo, no cualquiera lo tiene, y es eso lo que debería importar, como Thoreau, él lo tuvo, vivió en el bosque, vivió en la cárcel, siendo escritor vendió pocos libros, pero nada le impidió mantener su postura contra lo injusto de la sociedad americana del siglo XIX.
Me siento más tranquila, nada malo pasa, seguiré, trabajaré, escribiré y encontraré ese momento de paz gratuito que muchos no encuentran, seré egoísta un rato y me encerraré donde nadie pueda contagiarme con créditos y ofertas. No necesito un auto lujoso, me basta con los urbanos y su buena disposición, no necesito mayores aparatos que los que ya caben en mi cuarto, procuraré usar ropas que no pesen, usaré joyería de la que me pueda despojar, después de todo, al final sólo cabe una muda de ropa y una flor en el ataúd.
escrito sin una mano
ESCRITO SIN UNA MANO
¿Sabías que la carne humana tiene casi el mismo sabor que la carne de cerdo?
No estás solo en tu dolor Porky.
Hoy me levante sintiéndome extraña, ¿que ha pasado?, ¿Por qué siento ese extraño deseo de matar o morir?
Tal vez no debí de haberme levantado esta mañana, diablos, hace frío, me levanté al amanecer y creí que eran las diez de la mañana, algo ha cambiado, el tiempo, el clima ¿o cambié yo?
Salgo a la calle confundida, “que raro, parece ser que el azul del cielo es diferente este día”. La comida sabe también diferente el día de hoy, más amarga, más sin sabor, tendré que vomitar cuando esté a solas. Mmm algo de carne me vendría bien, ¿hoy no? ¿Es cuaresma? Diablos, tres veces diablos.
Ahora lo que faltaba, una anciana con Alzheimer hablándome el día de mis crisis existenciales. ¡Por Dios!, señora Terrón Cortes, dígame que no es cierto lo que está diciendo, dígame que no está sola en este mundo, dígame que Dios existe y que hay alguien allá afuera que me reconoce.
Un día vacío, nadie quien reconocer, ni una voz que se deje escuchar claramente, ¿estaré soñando? No recuerdo ni en que día vivo, de hecho ni siquiera sé si estoy viva, veo demasiadas sombras para estar a plena luz del sol. Alguien golpéeme, necesito saber si vivo o no.
Ya lo tengo, me cortaré algunos dedos, total, de nada sirven, perdí mi anillo de calavera hace dos semanas y el de compromiso hace dos eneros. Unas tijeras tal vez, no, eso no sirve, será mejor usar un cuchillo de cocina, así, entre el olor a cebolla será más fácil llorar, y si es más fácil llorar es más fácil mutilar.
Ahí va… 1, 2, 3, 4… espera, ¿Cuántos tenía que cortar? Upps, me equivoque de mano, olvidé que no soy diestra. Bueno me queda el pulgar, pero ¿qué diablos haré con él? Sólo sirve para pedir aventones, pero yo prefiero caminar, ni modo, adiós, fue un placer vivir contigo pulgar.
Me desangro lentamente, creo que si estoy viva después de todo, pero sólo me queda una mano, tal vez un pellizco bastaba pero en fin, aun puedo hacer señas obscenas con esta mano, ahora sólo tengo que encontrar a quién.
Dios, la cabeza me da vueltas, me hace falta sangre, la tomaré de por aquí, no necesito dos manos, con mi dentadura basta. “¡Oye tú! Dame un abrazo”, -“¿quieres dañarme?” – “no, quiero mi bien. Ven acá y dame tu sangre, no te dolerá, al contrario me lo agradecerás”. Se acerca a mí, “qué idiota, ¿Qué persona normal se acerca a abrazar a quien no conoce?”
El cuerpo cae cuan largo es, descubro el rostro blanco y lo miro bien, “Upps, eras tú, mi mejor amigo, mejor me voy, seguiré durmiendo otra vez”.
¿Sabías que la carne humana tiene casi el mismo sabor que la carne de cerdo?
No estás solo en tu dolor Porky.
Hoy me levante sintiéndome extraña, ¿que ha pasado?, ¿Por qué siento ese extraño deseo de matar o morir?
Tal vez no debí de haberme levantado esta mañana, diablos, hace frío, me levanté al amanecer y creí que eran las diez de la mañana, algo ha cambiado, el tiempo, el clima ¿o cambié yo?
Salgo a la calle confundida, “que raro, parece ser que el azul del cielo es diferente este día”. La comida sabe también diferente el día de hoy, más amarga, más sin sabor, tendré que vomitar cuando esté a solas. Mmm algo de carne me vendría bien, ¿hoy no? ¿Es cuaresma? Diablos, tres veces diablos.
Ahora lo que faltaba, una anciana con Alzheimer hablándome el día de mis crisis existenciales. ¡Por Dios!, señora Terrón Cortes, dígame que no es cierto lo que está diciendo, dígame que no está sola en este mundo, dígame que Dios existe y que hay alguien allá afuera que me reconoce.
Un día vacío, nadie quien reconocer, ni una voz que se deje escuchar claramente, ¿estaré soñando? No recuerdo ni en que día vivo, de hecho ni siquiera sé si estoy viva, veo demasiadas sombras para estar a plena luz del sol. Alguien golpéeme, necesito saber si vivo o no.
Ya lo tengo, me cortaré algunos dedos, total, de nada sirven, perdí mi anillo de calavera hace dos semanas y el de compromiso hace dos eneros. Unas tijeras tal vez, no, eso no sirve, será mejor usar un cuchillo de cocina, así, entre el olor a cebolla será más fácil llorar, y si es más fácil llorar es más fácil mutilar.
Ahí va… 1, 2, 3, 4… espera, ¿Cuántos tenía que cortar? Upps, me equivoque de mano, olvidé que no soy diestra. Bueno me queda el pulgar, pero ¿qué diablos haré con él? Sólo sirve para pedir aventones, pero yo prefiero caminar, ni modo, adiós, fue un placer vivir contigo pulgar.
Me desangro lentamente, creo que si estoy viva después de todo, pero sólo me queda una mano, tal vez un pellizco bastaba pero en fin, aun puedo hacer señas obscenas con esta mano, ahora sólo tengo que encontrar a quién.
Dios, la cabeza me da vueltas, me hace falta sangre, la tomaré de por aquí, no necesito dos manos, con mi dentadura basta. “¡Oye tú! Dame un abrazo”, -“¿quieres dañarme?” – “no, quiero mi bien. Ven acá y dame tu sangre, no te dolerá, al contrario me lo agradecerás”. Se acerca a mí, “qué idiota, ¿Qué persona normal se acerca a abrazar a quien no conoce?”
El cuerpo cae cuan largo es, descubro el rostro blanco y lo miro bien, “Upps, eras tú, mi mejor amigo, mejor me voy, seguiré durmiendo otra vez”.
Friday, March 31, 2006
cinco razones para destruir el planeta
Cinco razones para destruir el planeta
La número uno, porque sólo así tendré el poder, el poderoso es siempre el mejor.
Número dos, porque no hay nada ni nadie por quien valga la pena vivir
Número tres, porque el dolor sólo se calma con más dolor.
Número cuatro, porque si el mundo continua con su injusticia, odio, depravación e indiferencia por su sino alguien más lo destruirá,Y la número cinco, porque amo todo y a todos, a las personas que me jugaron una mala pasada y quien me tendieron su amistad, porque extrañaré la solitaria masa urbana y el apacible campo cubierto de verde en mayo; y si muero, si muero no podré llevarme todo eso a la tumba, es por eso que necesito matarlos a todos y destruirlo todo, para conservarlo siempre junto a mí.
mi manifiesto
escrito en la azotea
ESCRITO EN LA AZOTEA
Advertencia
El presente escrito es totalmente incoherente, contradictorio y disperso, no está corregido ni revisado previamente, porque me parece que es así como se deben leer las cosas, más espontáneas, más verdaderas.
---o---
Lunes por la tarde, nada tengo que hacer y nada me interesa en este momento; todos están ocupados en sus vidas: trabajando, estudiando, jugando en cada rincón de las calles y de aquello que llamamos hogares.
Yo, sentada en la azotea veo el cielo, y me doy cuenta de una cosa: sobre mi cabeza únicamente está la inmensidad, a lo lejos el horizonte se pinta de rojo mientras escucho al resto del mundo como un eco que se apaga. A unos metros alguien puso una canción, una canción grupera que pese a su ritmo no deja de transmitir cierta tristeza y decepción, lo mismo que siento al mirar hacia arriba y darme cuenta de sobre mí sólo hay un color azul que no puedo tocar, nada, eso hay sobre mí, nada y me exaspera el hecho de verme a mí misma aquí, abajo, con todas aquellas cosas pequeñas que puedo tocar. Pero ese hermoso color azul, alejándose de aquel horrible smog que hace notar la presencia humana, me recuerda cual es el lugar del hombre: el suelo y la pequeñez, muy a pesar de todas las cosas que ha creado y todo lo que ha dicho descubrir.
La música se ha callado, la canción grupera se ha terminado, pero puedo escuchar todavía a lo lejos el canto de algunos pájaros, las voces que van y vienen de gente que no veo, que no conozco pero que se ha quedado en mi memoria sólo por un instante como prueba de que existieron.
P.D. He descubierto algo, es muy difícil transcribir tus propias palabras.
---o---
Cuando me senté por primera vez en la azotea y vi hacia arriba, fue esa la primera vez que fui capaz de girar la cabeza a todos lados, y con el viento agitando mi cabello caí en la cuenta de que no había nada, sólo la simple y distante inmensidad. El cielo azul, que en el horizonte se hacía rojo y morado me dieron la inevitable sensación de estar sola, aunque a un lado mío, sólo una pared me separaba de cien personas.
No volví a pararme en la azotea, al menos no como ese día, ya que el día que volví estaba con alguien, y cuando estás con alguien el tiempo transcurre con nimiedades, con banalidades de qué vas a hacer, qué es lo que quieres o cómo te sientes.
Hoy me volví a sentar en la azotea yo sola, pero experimenté al principio cierta decepción al darme cuenta de que, a diferencia del cielo inmaculado de la primera vez, ahora había algunas nubes en el cielo, nubes dispersas que parecen corridas por el viento.
En este momento he concluido en una cosa: jamás ocurrirá otra vez, jamás podré volver a ver ese cielo maravilloso que vi por primera vez en una azotea cualquiera, tan sólo puedo disfrutar el cielo de hoy, con sus nubes naranjas y guardarlo en mi memoria antes de volver de nuevo a ellos, al mundo real, al reino humano, donde no se puede ver hacia arriba, porque una persona normal no ve hacia arriba ya que se corre el riesgo de caer.
---o---
Otra vez me he parado en la azotea, pero ahora es de noche y las sombras de mi propia mano me impiden ver lo que escribo mientras contemplo el cielo manchado de estrellas.
El día de hoy, como ayer y como todos los días en que voy a la azotea, me siento sola, sola me pongo a escribir mientras la luz de mi teléfono (mi falso contacto con la civilización) intenta ganar terreno a la sombra de mi mano.
Hoy los ruidos están más calmados, seguramente en este momento las sombras se han dispuesto para ocultar los secretos que se suceden en el atardecer, y mientras me veo a mí misma aquí escribiendo en la azotea me atormento yo sola con preguntas y recuerdos que me mortifican y me consuelan.
Una vez, cuando era pequeña, estaba con mi hermana, cuatro años menor que yo, parada junto a una torre de luz y ella comentó que no le gustaba mirar hacia arriba, se sentía mareada al ver las enormes torres, decía que le daba la impresión de que se le iban a caer encima, mientras, yo sólo cuidaba de no tropezar entre las ramas, de no caer.
Mirar hacia arriba no importaba realmente, no hasta un día en los columpios, cuando miré hacia arriba y me di cuenta de que no había nada, tan sólo el cielo azul sin mancha alguna.
Mucho tiempo después, tal vez hace unos instantes, me encontré pensando en estos dos episodios, y concluí en dos simples cosas.
La primera se refería al temor de mi hermana a mirar hacia arriba, pero más que nada al mismo temor que yo sentía a mirar hacia abajo. Y es que mirar hacia arriba y mirar hacia abajo no son solamente cuestiones de vértigo, al menos no para mí.
Nosotros sabemos donde termina abajo, termina en el suelo, en el mar accidentado de rocas, en el infierno tal vez, dicho de modo estúpido, termina en el final. En el lugar en el que ya no nos podemos mover, donde no se puede mirar hacia otro lugar porque ya no hay otro lugar.
La muerte tal vez , aunque no se trata de la muerte como la descomposición del cuerpo y la ausencia de signos vitales, no como nosotros creemos conocerla; se trata de una muerta mucho más dolorosa, más triste y más cruel, la que describió García Márquez en voz de su profeta Melquíades, el olvido.
Porque caer es no volver, es irse para siempre, terminar en el hoyo negro que absorbe galaxias enteras cuyos nombres jamás sabremos porque ya no son vistas en el telescopio.
Así es caer al vacío, ser olvidado, temor constante y casi intrínseco al hombre, pero esto me lleva al segundo punto que conseguí esta noche en la azotea.
El segundo punto se relaciona con el hecho de que jamás sentí el temor que siente mi hermana a mirar hacia arriba, tal vez por la fascinación que ejerce en mí el cielo, tal vez por ese sentimiento extraño que mi maestro de estética llamó sublime, que encaja con lo que mi hermana dijo hace tanto tiempo: “parece que se me va a caer encima”, “me marea”, ese sentimiento tan cercano al peligro como a la admiración; pero sobre todo, me hace pensar en lo que nunca voy a poder tocar, el cielo.
Y es que arriba, en el cielo, está todo lo que amamos, lo que deseamos, lo que veneramos. Desde Dios, el rey de los cielos, hasta las estrellas de música y cine que nos permiten por una hora o dos olvidarnos de la cotidianeidad y monotonía, todo parece estar allá arriba.
Allá arriba está el sol, que es causa de nuestra existencia, y allá arriba está la luna, la musa que inspira a los poetas y la causante de las mareas.
Un día, cuando tenía como cinco años, le dije a mi madre que quería tocar las nubes y ella me contestó “te vas a decepcionar porque sólo es vapor”. Aquella revelación me llevó a una triste conclusión: nada es lo que aparenta, ni siquiera lo que está en el cielo.
Porque, ¿Qué queda fuera del sol, de la luna, de las estrellas?, sólo la fría y lejana oscuridad, extraña para los muchos que no la conocen, o más bien que la evaden, aun cuando saben perfectamente que la luz es luz sólo por la oscuridad, del mismo modo en que el arriba es por el abajo, porque yo creo que existe una dicotomía en cada cosa: no todo es bueno ni todo es malo, y todo lo que sube tiene que bajar, ya sea dulcemente como la pluma o cruelmente como los avionazos que vemos en las noticias.
Porque a pesar de todo, en el cielo, donde aparentemente todo es perenne, hasta las cálidas estrellas se tienen que caer, y hasta el sol dador de vida se tendrá que apagar.
Advertencia
El presente escrito es totalmente incoherente, contradictorio y disperso, no está corregido ni revisado previamente, porque me parece que es así como se deben leer las cosas, más espontáneas, más verdaderas.
---o---
Lunes por la tarde, nada tengo que hacer y nada me interesa en este momento; todos están ocupados en sus vidas: trabajando, estudiando, jugando en cada rincón de las calles y de aquello que llamamos hogares.
Yo, sentada en la azotea veo el cielo, y me doy cuenta de una cosa: sobre mi cabeza únicamente está la inmensidad, a lo lejos el horizonte se pinta de rojo mientras escucho al resto del mundo como un eco que se apaga. A unos metros alguien puso una canción, una canción grupera que pese a su ritmo no deja de transmitir cierta tristeza y decepción, lo mismo que siento al mirar hacia arriba y darme cuenta de sobre mí sólo hay un color azul que no puedo tocar, nada, eso hay sobre mí, nada y me exaspera el hecho de verme a mí misma aquí, abajo, con todas aquellas cosas pequeñas que puedo tocar. Pero ese hermoso color azul, alejándose de aquel horrible smog que hace notar la presencia humana, me recuerda cual es el lugar del hombre: el suelo y la pequeñez, muy a pesar de todas las cosas que ha creado y todo lo que ha dicho descubrir.
La música se ha callado, la canción grupera se ha terminado, pero puedo escuchar todavía a lo lejos el canto de algunos pájaros, las voces que van y vienen de gente que no veo, que no conozco pero que se ha quedado en mi memoria sólo por un instante como prueba de que existieron.
P.D. He descubierto algo, es muy difícil transcribir tus propias palabras.
---o---
Cuando me senté por primera vez en la azotea y vi hacia arriba, fue esa la primera vez que fui capaz de girar la cabeza a todos lados, y con el viento agitando mi cabello caí en la cuenta de que no había nada, sólo la simple y distante inmensidad. El cielo azul, que en el horizonte se hacía rojo y morado me dieron la inevitable sensación de estar sola, aunque a un lado mío, sólo una pared me separaba de cien personas.
No volví a pararme en la azotea, al menos no como ese día, ya que el día que volví estaba con alguien, y cuando estás con alguien el tiempo transcurre con nimiedades, con banalidades de qué vas a hacer, qué es lo que quieres o cómo te sientes.
Hoy me volví a sentar en la azotea yo sola, pero experimenté al principio cierta decepción al darme cuenta de que, a diferencia del cielo inmaculado de la primera vez, ahora había algunas nubes en el cielo, nubes dispersas que parecen corridas por el viento.
En este momento he concluido en una cosa: jamás ocurrirá otra vez, jamás podré volver a ver ese cielo maravilloso que vi por primera vez en una azotea cualquiera, tan sólo puedo disfrutar el cielo de hoy, con sus nubes naranjas y guardarlo en mi memoria antes de volver de nuevo a ellos, al mundo real, al reino humano, donde no se puede ver hacia arriba, porque una persona normal no ve hacia arriba ya que se corre el riesgo de caer.
---o---
Otra vez me he parado en la azotea, pero ahora es de noche y las sombras de mi propia mano me impiden ver lo que escribo mientras contemplo el cielo manchado de estrellas.
El día de hoy, como ayer y como todos los días en que voy a la azotea, me siento sola, sola me pongo a escribir mientras la luz de mi teléfono (mi falso contacto con la civilización) intenta ganar terreno a la sombra de mi mano.
Hoy los ruidos están más calmados, seguramente en este momento las sombras se han dispuesto para ocultar los secretos que se suceden en el atardecer, y mientras me veo a mí misma aquí escribiendo en la azotea me atormento yo sola con preguntas y recuerdos que me mortifican y me consuelan.
Una vez, cuando era pequeña, estaba con mi hermana, cuatro años menor que yo, parada junto a una torre de luz y ella comentó que no le gustaba mirar hacia arriba, se sentía mareada al ver las enormes torres, decía que le daba la impresión de que se le iban a caer encima, mientras, yo sólo cuidaba de no tropezar entre las ramas, de no caer.
Mirar hacia arriba no importaba realmente, no hasta un día en los columpios, cuando miré hacia arriba y me di cuenta de que no había nada, tan sólo el cielo azul sin mancha alguna.
Mucho tiempo después, tal vez hace unos instantes, me encontré pensando en estos dos episodios, y concluí en dos simples cosas.
La primera se refería al temor de mi hermana a mirar hacia arriba, pero más que nada al mismo temor que yo sentía a mirar hacia abajo. Y es que mirar hacia arriba y mirar hacia abajo no son solamente cuestiones de vértigo, al menos no para mí.
Nosotros sabemos donde termina abajo, termina en el suelo, en el mar accidentado de rocas, en el infierno tal vez, dicho de modo estúpido, termina en el final. En el lugar en el que ya no nos podemos mover, donde no se puede mirar hacia otro lugar porque ya no hay otro lugar.
La muerte tal vez , aunque no se trata de la muerte como la descomposición del cuerpo y la ausencia de signos vitales, no como nosotros creemos conocerla; se trata de una muerta mucho más dolorosa, más triste y más cruel, la que describió García Márquez en voz de su profeta Melquíades, el olvido.
Porque caer es no volver, es irse para siempre, terminar en el hoyo negro que absorbe galaxias enteras cuyos nombres jamás sabremos porque ya no son vistas en el telescopio.
Así es caer al vacío, ser olvidado, temor constante y casi intrínseco al hombre, pero esto me lleva al segundo punto que conseguí esta noche en la azotea.
El segundo punto se relaciona con el hecho de que jamás sentí el temor que siente mi hermana a mirar hacia arriba, tal vez por la fascinación que ejerce en mí el cielo, tal vez por ese sentimiento extraño que mi maestro de estética llamó sublime, que encaja con lo que mi hermana dijo hace tanto tiempo: “parece que se me va a caer encima”, “me marea”, ese sentimiento tan cercano al peligro como a la admiración; pero sobre todo, me hace pensar en lo que nunca voy a poder tocar, el cielo.
Y es que arriba, en el cielo, está todo lo que amamos, lo que deseamos, lo que veneramos. Desde Dios, el rey de los cielos, hasta las estrellas de música y cine que nos permiten por una hora o dos olvidarnos de la cotidianeidad y monotonía, todo parece estar allá arriba.
Allá arriba está el sol, que es causa de nuestra existencia, y allá arriba está la luna, la musa que inspira a los poetas y la causante de las mareas.
Un día, cuando tenía como cinco años, le dije a mi madre que quería tocar las nubes y ella me contestó “te vas a decepcionar porque sólo es vapor”. Aquella revelación me llevó a una triste conclusión: nada es lo que aparenta, ni siquiera lo que está en el cielo.
Porque, ¿Qué queda fuera del sol, de la luna, de las estrellas?, sólo la fría y lejana oscuridad, extraña para los muchos que no la conocen, o más bien que la evaden, aun cuando saben perfectamente que la luz es luz sólo por la oscuridad, del mismo modo en que el arriba es por el abajo, porque yo creo que existe una dicotomía en cada cosa: no todo es bueno ni todo es malo, y todo lo que sube tiene que bajar, ya sea dulcemente como la pluma o cruelmente como los avionazos que vemos en las noticias.
Porque a pesar de todo, en el cielo, donde aparentemente todo es perenne, hasta las cálidas estrellas se tienen que caer, y hasta el sol dador de vida se tendrá que apagar.
sólo un hueco
SóLO UN HUECO...
“Estaba rodeado de mi familia y amigos, nunca me había sentido tan solo” Transportting (La vida en el abismo).
Muchas veces, honestamente, me he preguntado que hago aquí, estando con esa gente; son mis hermanos y mis amigos, mis colegas y mis consanguíneos. Ellos hablan y ríen y lloran a mí alrededor, y yo me siento ajena a ellos. ¿Será que no conozco el sentido de pertenencia? o ¿será que es mejor no tener a nadie? Pero sigo aquí con ellos porque no quiero estar sola, y ahora me pregunto por qué.
Alguna vez en la preparatoria, fuimos cuestionados acerca de lo que más nos gustaba sobre nuestra familia; una compañera, antigua militante de la oscuridad (darketismo para el que no conoce) respondió fríamente que la familia sólo servía para “tapar” la soledad. Grande fue mi sorpresa, cuando unos días después ella salió corriendo detrás de su novio, obviamente hubo una ruptura, ahora ella estaba sola y lloraba por él.
¿Qué no es eso hipocresía? Tal vez, o tal sólo sea sentir como el ser viviente que somos.
Muy a mi pesar, somos humanos y somos frágiles, y como todo objeto frágil se necesita un sustento, algo que soporte todo esto que llamamos vida: la familia, la amistad, el noviazgo.
No cuestionó la opinión de la chava, decir que la familia es un modo de tapar la soledad, la ausencia de compañía, es totalmente valido; pero ¿acaso no es así toda la vida? ¿no la pasamos siempre tratando de obtener lo que no tenemos, tratando de llenar huecos?
Siempre lo hacemos, por instinto y por razón, siempre buscando lo que no tenemos, de modo en que la avaricia y la ambición podrían resultar también un modo de combatir la soledad, “no tengo amigos, pero tengo dinero, y tengo un gran televisor, un DVD y un gran estereo”
Lo mismo podemos decir del conocimiento, “no estamos solos, existen seres en otros mundos” pero nada cambia si existen o no existen: igual ellos están solos allá y nosotros seguimos solos aquí.
Pero ¿Por qué? ¿Qué ganamos si no estamos solos? Prestigio, fama, dinero, poder. Tal vez yo podría ser mejor si tuviera cincuenta amigos o si tuviera un estupendo novio o si fuera parte de una familia real. A veces lo pienso, pero no lo creo.
Además pensemos en el castigo de la soledad: si eres malo te quedarás solo, sin duda una lección de las telenovelas, ahora pensemos, estar acompañado no implica ser estimado.
Pero hagamos más preguntas: ¿Qué se gana a largo plazo evitando la soledad? Igual vamos a morir y cuando morimos terminamos metidos en una oscura tumba o en una pequeña urna, solos, sin nadie alrededor.
Helo aquí, la clave del misterio, la muerte y la soledad se unen en una sola idea, he aquí el porqué del temor, soledad es igual a muerte y muerte es igual a fin. La soledad es el fin, o al menos eso creemos.
Ahora detengámonos un momento, parémonos en un pie, o de cabeza y veamos a la soledad desde un punto de vista completamente diferente, no como el fin, no como el castigo que merecen las malas acciones. Veamos a la soledad como complemento de nuestras vidas, como un ingrediente más a la fórmula, dejemos de hablar con los demás para hablar un poco con nosotros mismos, reconozcamos que no necesitamos tapar todo hueco, siempre hay algo que necesita salir y busquemos la luz donde parece que sólo hay oscuridad.
advertencias
ADVERTENCIAS
Para Raziel e Iván en sus respectivos cumpleaños
Supongo que nuestros caminos no se cruzaron, sólo corrieron paralelos.
Aun así, fue un placer, y un dolor, recorrer el camino con ustedes.
Es curioso saber como el tiempo camina desgastando todo a su paso, cinco años de oscuridad entre nieblas de extrañas y diferentes personas. Alguien se casa, alguien muere, alguien más sale a recorrer el extraño mundo que nos ha tocado vivir. Prepárate, toma estos consejos que serán tu guía, tu escudo y tu defensa, que te servirán para confundirte entre la muchedumbre que transita inmutable sobre el mundo real. El mundo real, el hogar de los más terribles tormentos, habitado por monstruos, por buitres y brujas que bajo un rostro humanamente bueno buscan devorar a los incautos como tú.
Lástima, necesitas un uniforme, la ropa negra quema demasiado bajo el sol abrumador de la vida estival. Ten cuidado, el gato negro se negó a dejar su oscuro pelaje y la Inquisición lo mandó a la hoguera por ello, harán lo mismo contigo, no lo dudes.
Despinta tus negras uñas y quítate las garras, deja al descubierto tus frágiles y diminutos dedos o serás destazado por esos enormes monstruos que gobiernan el paisaje urbano desde sus enormes rascacielos como buitres de las montañas.
Colorea tu rostro, labios rosas, mejillas rojas; la sombra de moda es de color dorado, úsala y cubre tu cenizo y pobre rostro. Precaución, a ellos no les gusta la piel al natural, cúbrete con polvos y pinturas, que no vean tus errores, que no vean tus arrugas, que no se den cuenta de que eres un humano que se quema y se desgasta con el correr de las horas.
No contemples el cielo estrellado, deja de fijar tu mirada en el cielo nublado; no te detengas en las apacibles praderas porque estorbas, quítate de ahí o camina, no te puedes detener en un mundo donde lo que importa es hacia donde te mueves. Camina deprisa o te aplastará esa enorme masa humana, no eleves tus manos al cielo, no en este mundo donde lo que importa es lo que tus manos contienen. No busques el agua pura de los manantiales, ya no existe, limítate a aferrarte a lo que encuentres, nada importa cuando se trata de sobrevivir en el mundo real.
Sepúltate debajo de tu cama, tú no, sólo a ese ser oscuro, esa bestia que escucha las viejas melodías de las noches que marcaron esos años de oscuridad. Saca a esa bestia sólo de noche, como el arenero de los sueños, aliméntala con poesía y melodías de voces guturales y agudos lamentos. Llora por los tiempos que se fueron, sonríe dulcemente por los tiempos de oscuridad, a solas en las penumbras de una habitación desierta. No dejes que esos monstruos, buitres y brujas rasguen esos huesos que te sostienen, no dejes que se traguen tu corazón entero, no permitas que devoren tu cerebro plagado de ideas y recuerdos de otros tiempos, conserva la memoria de todo aquello que tenías antes de entrar al mundo real.
Thursday, March 30, 2006
en su vientre
EN SU VIENTRE
Si yo lo hubiera sabido, créanme en verdad que no lo hubiera permitido. Me hubiera aferrado fuertemente a la placenta, hubiera utilizado mi mandíbula sin dientes y hubiera hecho uso de todos y cada uno de mis diminutos dedos. ¿Será por eso que enredé mi cuello en el cordón umbilical?, ¿habrá sido un presagio de la realidad que asfixia en el mundo humano?, ¿o un indiscutible deseo de quedarme ahí?
¿Por qué nacemos? ¿Por qué no quedarnos en el cálido vientre materno? Ahí, totalmente sola entre oscuridad y fluidos que alimentaban mi organismo y suavizaban los apacibles sonidos que llegaban a mí, esas voces, mi padre, quejándose de la cuenta del ginecólogo, mi madre, pidiendo fervientemente para que sea varón, mi hermana que se negándose rotundamente a aceptar que alguien más llegará a los brazos de quien la cargó a ella.
Y salí, abrí los ojos al mundo donde aprendí que lo que se toca es lo único en lo que se puede contar, aprendí a confiar sólo en aquello que se presentaba a la luz de mis ojos, ignorando por completo lo que veía en la oscuridad, no mi sombra, sino mi yo verdadero. Mucho tiempo ha pasado, el mundo es todo lo contrario al vientre de mi madre, es un enorme océano cuyas heladas aguas medio secas dejan escuchar las voces y gritos infernales que vienen de lo profundo de las almas de los ya nacidos. No es el lugar cálido donde dormitaba sin preocupación alguna, es un lugar frío donde el hielo de la moral y la nieve de la edad queman la piel desde dentro. No es el plácido sitio donde los ojos descansaban en la dulce oscuridad uterina, es el lugar donde una falsa luz lastima, donde a veces se interpone la niebla de las religiones o por el polvo de la indeferencia que no se quita por más que te muevas y cambies y te retuerzas entre lastimeros abrojos.
¿Era ese el limbo?, tal vez sólo era la vida antes de la vida, el dulce cortejo que precede a la feroz posesión, a la vida plena: ir a la escuela, trabajar, casarse, ser hijo, ser padre, educar, servir, no llorar, ser feliz, tener amigos, poseer dinero, tener prestigio, fama y honor.
Esa es la vida plena, pero sé que volveré, volveré algún día a ese estado primigenio, donde las voces infernales de los que se quejan y odian y discriminan se quedan afuera, donde nada me alcance, donde suaves y cálidos fluidos me alimenten internamente mientras mi carne desaparece bajo los gusanos que pululan en el vientre de mi madre oscuridad.
Monday, March 27, 2006
re: corto
RE: CORTO
El cortometraje es, y siempre será, el modo de condensar en segundos toda una existencia, una filosofía o tal vez sólo un instante.
Instante uno: a modo de documental científico, haciendo parodia de lo que creemos saber, se nos presenta a las estrellas como firmes representaciones de nosotros mismos, lo bueno y lo malo, lo que nace y lo que muere. Una gallina mutilada, sus alas cortadas, las plumas en el suelo como basura nada más, destruye lo que no quieras que se te pierda, filosofía terriblemente humana. Las estrellas no son otra cosa que una analogía de lo que somos, una miseria, un trozo de piedra lleno de gases que algún día tendrá que apagarse, igual que nosotros somos materia orgánica que tendrá que pudrirse.
Instante dos: la vida, la existencia es un ciclo, insectos son el principio, insectos que son al final. Alas y revoloteo, libertad y evolución. Hojas y ramas, naturaleza y sensaciones. Todo se funde en una sola cosa: vida. Lo pequeño crece, lo lejano se acerca, lo pálido se vuelve verde y lo verde se colorea café. Helo ahí, evolución natural.
Instante tres: manchas, manchas y más manchas, colores y blancos, colores y negros. Manchas de colores sin sentido, pero que en conjunto conforman algo, al igual que pequeños y aislados momentos arman una vida, así todo toma sentido. Entre esas manchas está la iglesia, el origen divino, la necesidad de creer que necesitamos para seguir existiendo. Las manchas nos relatan una vida, los textos nos dan las pistas. Nacer, encontrarte, dar vida, encontrarte otra vez, colapsar, ¿la muerte? Reflexionar para nacer, reflexionar para morir, en ambos casos hay que ir de la oscuridad a la luz.
Instante cuatro: más manchas, otro ritmo: lento a rápido, rápido a lento. Destellos que se funden en uno sólo, destellos y manchas que se separan. Un ritmo diferente al anterior (tal vez los martillazos afectaron mi percepción). Sexo, tal vez, una mancha sobre otra, una mancha debajo de otra: diferentes posiciones pudieran ser.
Instante cinco: más difuso para mí, ahora no hay colores, más bien oscuridad y toques de luz. Pueden ser ciudades desde las alturas nocturnas o agua corriente. Más destellos. Puede que se trate de ver en el suelo lo que ya habíamos visto en el cielo (las estrellas). A donde quiera que vayas hay luz, en especial sobre la oscuridad.
El cortometraje es, y siempre será, el modo de condensar en segundos toda una existencia, una filosofía o tal vez sólo un instante.
Instante uno: a modo de documental científico, haciendo parodia de lo que creemos saber, se nos presenta a las estrellas como firmes representaciones de nosotros mismos, lo bueno y lo malo, lo que nace y lo que muere. Una gallina mutilada, sus alas cortadas, las plumas en el suelo como basura nada más, destruye lo que no quieras que se te pierda, filosofía terriblemente humana. Las estrellas no son otra cosa que una analogía de lo que somos, una miseria, un trozo de piedra lleno de gases que algún día tendrá que apagarse, igual que nosotros somos materia orgánica que tendrá que pudrirse.
Instante dos: la vida, la existencia es un ciclo, insectos son el principio, insectos que son al final. Alas y revoloteo, libertad y evolución. Hojas y ramas, naturaleza y sensaciones. Todo se funde en una sola cosa: vida. Lo pequeño crece, lo lejano se acerca, lo pálido se vuelve verde y lo verde se colorea café. Helo ahí, evolución natural.
Instante tres: manchas, manchas y más manchas, colores y blancos, colores y negros. Manchas de colores sin sentido, pero que en conjunto conforman algo, al igual que pequeños y aislados momentos arman una vida, así todo toma sentido. Entre esas manchas está la iglesia, el origen divino, la necesidad de creer que necesitamos para seguir existiendo. Las manchas nos relatan una vida, los textos nos dan las pistas. Nacer, encontrarte, dar vida, encontrarte otra vez, colapsar, ¿la muerte? Reflexionar para nacer, reflexionar para morir, en ambos casos hay que ir de la oscuridad a la luz.
Instante cuatro: más manchas, otro ritmo: lento a rápido, rápido a lento. Destellos que se funden en uno sólo, destellos y manchas que se separan. Un ritmo diferente al anterior (tal vez los martillazos afectaron mi percepción). Sexo, tal vez, una mancha sobre otra, una mancha debajo de otra: diferentes posiciones pudieran ser.
Instante cinco: más difuso para mí, ahora no hay colores, más bien oscuridad y toques de luz. Pueden ser ciudades desde las alturas nocturnas o agua corriente. Más destellos. Puede que se trate de ver en el suelo lo que ya habíamos visto en el cielo (las estrellas). A donde quiera que vayas hay luz, en especial sobre la oscuridad.
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