Tuesday, October 17, 2006

SUEÑO I



¿Para qué sirven esas bóvedas azuladas, sino para entretener las imaginaciones enfermizas de los últimos soñadores? Villiers de L’Isle-Adam


Alguna vez tuve un sueño ese sueño, soñé con una casa muy, muy vieja, era una casa donde todos eran recibidos y donde todos querían entrar, era extraña, mágica, ahí ocurría algo.
Era un sueño muy extraño, decían que si te presentabas ante el altar de la vieja casa, atravesando una vieja escalera; y si llevabas a un animal contigo tu amor podría ser eterno, aunque también podría estar maldito; no recuerdo de que animal se trataba, ¿era un ave o un perro?, no lo recuerdo, pero era algo difícil.
Entré, me subí a las viejas escaleras y casi caí, tan desvencijadas eran, llegue al lugar cargando con el animal elegido pero algo pasó; el hechizo de amor eterno no llegó, él no me amaría eternamente, de pronto el encanto se había acabado, algo extraño había pasado con la casa y el hechizo de amor se torno en maldición y traición.
En cambio, mucho tiempo antes, una pareja lo había logrado, era la pareja más hermosa y humana que había visto en mi vida, pero la traición del encanto se cerniría sobre ellos; y la mujer de la discordia, que ya hace mucho tiempo había intentado separarlos destruyendo el hechizo, escapó de su cuarto para encargarse de ellos.
Esa noche cayó la tormenta, la más brutal que había visto en mi vida y tuve miedo, y por la ventana vi los rayos caer e incendiar absolutamente todos los postes; y el fuego cayó del cielo y me di cuenta que la traición del encanto se estaba logrando.
Y la traición se logró y yo no fui feliz, mas me consoló saber que mi no correspondido amor durmió apacible durante la tormenta y despertó más tarde sin saber que la lluvia derrumbó los postes a su alrededor.
¿Y los novios más lindos que haya visto en mi vida? La verdad no lo sé, más tarde supe que la mujer de la discordia robó un auto pero eso no podía significar nada; aunque jamás nadie volvió a verlos y nadie volvió a hablar de la mujer de la discordia (como si no existiera) y se siguió hablando de aquella pareja de novios como una gran leyenda de amor.
Mientras, pareciera que la casa del raro altar va a caerse, no sé como y no sé cuando, pero si entras puedes oírla crujir, y si vas en día de fiesta la puedes oír llorar, y nunca más el altar se abrirá para no dar la desgracia a las parejas y su amor.

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