Un tal Oliver me dejó una corazonada que no me puedo quitar...
Todo comenzó ayer, un día por demás raro, exposición a las nueve, pelea con el profesor por los turnos que no fueron asignados, acusación de traición a los dos que se quedaron.
Un día inutil realmente, nada en la escuela, cinco minutos diciendo idioteces frente a cinco desconocidos, dos horas tirados en el patio sin más que hacer que hablar de cuanta idiotez cruza por la mente, una última clase donde no hubo asesoria ni alumnos siquiera... eso fue todo lo que el día ofrecio.
Caminata con un tipo, para no sentirme mal ni sola, viaje al centro comercial fresa para distraerme de pensamientos impuros, llegada al centro para abordar el camión a casa, refresco pequeño de fresa de la tiendita frente a "mi oficina", el primer camión con primicia a la Crespa nos deja colgados a mí y a un señor anciano,camino a Gómez Farias para matar tiempo que no quiero vivo... me trepo en el camión, todo acto envuelto en esa maravillosa aura de música que va desde Nightwish hasta The Dresden Dolls.
El camión avanza, llega a Rayón esquina con Hidalgo, es sabido y reconocido que muchas personas abordan el autobús aquí... ahí entre los humanos que suben se acerca uno en particular, ojos pequeños, cabello largo y frente amplia, se instala en el asiento detrás de mí y se encarama sobre mi respaldo, va a abordarme...
No puedo decir que me dijo, no lo recuerdo exactamente, olía a alcohol,´él mismo confesó que lo necesitaba para conversar... filósofo tenía que ser, en algún momento comenzó a hablar de los acontecimientos que rompen la rutina, todos buscamos eso, romper la monotonía, de eso se trata la vida.
Declaró que yo tenía unos ojos lindos, hermosos cumplido... me pidio verme hoy quince minutos antes de las cuatro... me pidió un disco de la música que a mí me gustaba... parecía que sinceramente quería conocerme... no llegué a las 3:45, llegué mucho después, tal vez a las 4:15, era tarde, él no se hallaba donde debía estar...tengo dos opciones, creer que estuvo ahí y se cansó de esperar, o creer que estaba ebrio y al día siguiente simplemente no lo recordó...
No sé que creer, las dos opciones me hieren, la primera porque eso implica que lo he plantado y lo he ofendido, y la segunda es aun más dolorosa, porque implica que mis hermosos ojos no le sirvieron a fin de cuentas para nada, y que he desperdiciado un valioso cd virgen de tres pesos...
Tal vez, espero, él quería simplemente romper mi monotonía al deshacerse de la suya, tal vez.
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