Dado el ocio en que me veo forzada (aja) no me ha quedado otra que buscar en youtube algunos capítulos de cierto drama coreano, titulado Winter Sonata, que hace dos o tres años fue transmitido aquí por medio de TV Mexiquense.
Sonata de Invierno puede ser definido como una empalagosa, pegajosa y anacrónica historia de amor. La joven Yoo jin se ve interesada por el recién llegado misterioso Jun Sang, quien por cierto adquiere cierta antipatía por Sang hyuk, el mejor amigo (y enamorado) de Yoo jin. Mientras lidia con las envidias de Chea lin y los celos de Sang hyuk , el amor entre Yoo jin y Jun Sang va creciendo, ilusión que se rompe totalmente cuando Jun sang sufre un accidente y se informa que ha muerto.
Diez años después, cuando Yoo jin ya se ha rendido ante los sentimientos de Sang Hyuk y está a punto de casarse, Chea lin aparece con su nuevo novio venido del extranjero que curiosamente es idéntico a Jun Sang, hecho que no sólo mueve los viejos sentimientos y tristezas en Yoo jin, sino que trae consigo secretos del pasado y explicaciones de muchos hechos acaecidos tiempo atrás.
Después de esta larga sinopsis, podemos imaginar lo que se ve en la serie: peleas entre caballeros, damas llorando, flashbacks de los tiempos felices y sobre todo, dado el título, largas caminatas en la nieve al ritmo de una melancólica canción de piano. Todo esto combinado con muchas persecusiones,(parece que a los coreanos les gusta ver a la gente corriendo) intrigas femeninas y momentos de casualidad que dan el toque kieslowsky a la historia, recordándonos que es el destino quien viene a nosotros, muy a nuestro pesar; y sobre todo, que el amor es eterno e inolvidable, a pesar del tiempo, las distancias y los secretos ocultos.
Debo decirlo, me duele aceptarlo y seguramente me afectará si quien me conoce lee esto: me encanta esta historia. Perdón, crecí con las telenovelas mexicanas, así que me gustan los dramas, las damas melancólicas y tiernas, las parejas conectadas a pesar de la distancia, los hombres peleando por el amor de una fragil mujer y las cancioncitas tristes de fondo, elementos abundantes en esta historia que apareció en mi vida un invierno de hace como tres años.
De modo que esta historia constituye, a pesar de su común estructura, y de la melcocha que escurre por todos lados, en una obra que me parece digna de apreciar, no sólo por sus cualidades femeninas cursis, ni por su corta duración de 20 capítulos de una hora (mucho mejor que las novelas mexicanas de años y años, sino que se convierte en un excelente vehículo de lo que quisieramos todavía en este siglo, una pequeña parte de la población que busca al amor de su vida, y que espera bajo la nieve, el abrazo de aquel que está conectado a su destino.
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