He salido de la escuela y he ido directamente al parque, a escondidas porque mamá me ha castigado por salir tarde y sin permiso. Me siento en el columpio a ver como mis pies cuelgan sin llegar al suelo y veo a las personas a mi alrededor mirando a la pequeña que se columpia con su ropa negra y su cabello suelto y enmarañado.
Le gente no entiende que la ropa negra es mi defensa contra el mundo, que me cobija y me abraza; los hombres no entienden que es mi seguridad ante todo, mi fe y mi inocencia; las mujeres no entienden que es mi única belleza, mi rareza y mi coraje. Estoy consciente de que no soy como ellos.
Mamá me ha dicho que no salga a la calle sin decir a nadie, mamá ha dicho que no hable con hombres en la calle, podrían ser malos, que no tire monedas en el suelo y que no permanezca en el sol porque me quemo.
Sigo viendo mis pies colgar del columpio, algún día seré grande y podré apoyarlos en el suelo, algún día, irónicamente tengo más de veinte años y no puedo tocar el suelo.
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