Con la espuma de los días abriré
un paréntesis de tiempo infinitesimal
con la espuma de los días para que
la inocencia simplemente siga viva un poco más
(Pues sí, ya sé que la canta Fey, pero que quieren, hubo algo en la letra que me encantó)
Hace un momento me acordé de Cabeza de Pollo, mi mascota muerta, figura ejemplar, mascota sin tacha, fuente de ternura descerebrada y sin ojos.
¿Qué motiva una mascota muerta? Tal vez no lo sé... siempre me obsesionó la idea de la inocencia en contraposición a la tragedia, el dolor, la muerte y lo grotesco; después de todo el miedo es tan inocente...
Tal vez así pasó, comprendo a las niponas que salen a Shibuya en calcetines rosas y vestidos de lazos blancos y negros. Recuerdo una querida película, El visitante de Invierno, y recuerdo un monólogo de Phillida Law, "me miro en el espejo y no soy yo, es otra persona quien está ahí... por dentro aún tengo diecisiete años"
Creo que también yo me niego a abandonar ese estado.
Así que aquí está: adorado, adorable, despellejado y desencajado pero pegado con kola loka, aquí la imagen eterna (o hasta que se borre la pintura aquella) Cabeza de Pollo, mi única e inigualable mascota muerta.
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