Ayer estuve con Juanito. Él me agrada... de hecho, los niños nunca han provocado gran afecto en mí, pero él me agrada sinceramente. Abrí la puerta de la oficina para pasar a un par de personas y Juanito me vio y me saludó. Luego salió a la recepción (donde yo me hallaba) para jugar con una improvisada pelota hecha de papel y cinta adhesiva.
Juanito vio mis botas y no pudo evitar decir "que grandotas" cual lobo feroz tuve que responder: "es para verme más alta", él lo creyó. Yo también. Ahí estuvimos casi media hora, él jugando, yo leyendo Como Agua Para Chocolate, en la recepción.
A pocos niños les tengo paciencia, pocos niños comprenden que no me guste hablar "como ellos". Juanito sin su conejito en la recepción, al lado mío.
P.D. quiero, necesito codornices en pétalos de rosas
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