Wednesday, April 12, 2006

conclusiones


he llegado a una conclusión, la gran finalidad de vivir es no morir

he llegado a otra brillante conclusión, debo morir sola, fracasada y sin un centavo, sólo eso me dará el reconocimiento inmortal al que aspira el ser humano.

quien fuera Thoreau


TENGO UNA TARJETA DE CRÉDITO

“Si la ley es de tal naturaleza que te obliga a ser injusto con un prójimo, rompe la ley, que tu vida sea una fricción que frene su mecanismo.”
Henry David Thoreau

Diablos, tengo una tarjeta de crédito, bueno, de hecho no, es de débito, mi primer trabajo, mi primer sueldo pagado a través de un simple pedazo de plástico.
Dos veces diablos, me siento sucia, violada, mi primera vez (mi primer paga) con una inerte tarjeta de plástico. Que asco, está fría y delgada, la he firmado para no perderla, no sé que decir, me siento mal, no soy yo, he dejado de ser quien soy para ser una más, tan sólo un número en la enorme lista de esa bestia llamada empresa, no soy especial, sólo una más.
Heme aquí, lavándome para quitarme la sensación de los arrugados billetes que se vienen del cajero, ese verde dinero me repugna, pero ni modo, ahí estoy, esperando que salgan, mientras a muchos kilómetros de aquí esa bestia que me violó se regocija en mi caída.
Porque para mí esto es una violación, una violación a mi persona y a lo que creía, capitalismo, maldad, abuso, desigualdad, globalización, injusticias, ten dignidad, no te dejes, lucha en contra de…pero a fin de cuentas ¿Quién me dará de comer? ¿Qué techo me cubrirá? ¿Cómo perderé la conciencia sin las drogas?
Ahora todo ha quedado desgarrado: mi fe, mi esperanza, lo que creía, lo que aspiraba a ser y sobretodo lo que creí que no sería capaz de hacer. Estoy cansada de pelear, estoy cansada de intentar no caer en las redes de ese mal llamado dinero, pero me he visto obligada a ceder.
“Es rico quien se da el lujo de no desear lo que no puede tener” ¿Quién me lo dijo? No lo recuerdo, de seguro fue alguien que no tiene que viajar en un destartalado autobús a las nueve de la noche, o alguien que no tiene que lidiar con horribles borrachos, o alguien que no tiene que pasar ocho horas atendiendo a un montón de autómatas comerciantes que ni siquiera reparan en que eres un ser humano. Espera un momento, estoy hablando como ellos, como la gente “normal” que cree que es necesario el dinero para sobrevivir. Por favor, llévenme con un médico, me estoy poniendo mal.
Si, ahora lo veo, lo tengo más claro, no desear, no necesitar, ese es un lujo, no cualquiera lo tiene, y es eso lo que debería importar, como Thoreau, él lo tuvo, vivió en el bosque, vivió en la cárcel, siendo escritor vendió pocos libros, pero nada le impidió mantener su postura contra lo injusto de la sociedad americana del siglo XIX.
Me siento más tranquila, nada malo pasa, seguiré, trabajaré, escribiré y encontraré ese momento de paz gratuito que muchos no encuentran, seré egoísta un rato y me encerraré donde nadie pueda contagiarme con créditos y ofertas. No necesito un auto lujoso, me basta con los urbanos y su buena disposición, no necesito mayores aparatos que los que ya caben en mi cuarto, procuraré usar ropas que no pesen, usaré joyería de la que me pueda despojar, después de todo, al final sólo cabe una muda de ropa y una flor en el ataúd.

escrito sin una mano

ESCRITO SIN UNA MANO

¿Sabías que la carne humana tiene casi el mismo sabor que la carne de cerdo?
No estás solo en tu dolor Porky.

Hoy me levante sintiéndome extraña, ¿que ha pasado?, ¿Por qué siento ese extraño deseo de matar o morir?
Tal vez no debí de haberme levantado esta mañana, diablos, hace frío, me levanté al amanecer y creí que eran las diez de la mañana, algo ha cambiado, el tiempo, el clima ¿o cambié yo?
Salgo a la calle confundida, “que raro, parece ser que el azul del cielo es diferente este día”. La comida sabe también diferente el día de hoy, más amarga, más sin sabor, tendré que vomitar cuando esté a solas. Mmm algo de carne me vendría bien, ¿hoy no? ¿Es cuaresma? Diablos, tres veces diablos.
Ahora lo que faltaba, una anciana con Alzheimer hablándome el día de mis crisis existenciales. ¡Por Dios!, señora Terrón Cortes, dígame que no es cierto lo que está diciendo, dígame que no está sola en este mundo, dígame que Dios existe y que hay alguien allá afuera que me reconoce.
Un día vacío, nadie quien reconocer, ni una voz que se deje escuchar claramente, ¿estaré soñando? No recuerdo ni en que día vivo, de hecho ni siquiera sé si estoy viva, veo demasiadas sombras para estar a plena luz del sol. Alguien golpéeme, necesito saber si vivo o no.
Ya lo tengo, me cortaré algunos dedos, total, de nada sirven, perdí mi anillo de calavera hace dos semanas y el de compromiso hace dos eneros. Unas tijeras tal vez, no, eso no sirve, será mejor usar un cuchillo de cocina, así, entre el olor a cebolla será más fácil llorar, y si es más fácil llorar es más fácil mutilar.
Ahí va… 1, 2, 3, 4… espera, ¿Cuántos tenía que cortar? Upps, me equivoque de mano, olvidé que no soy diestra. Bueno me queda el pulgar, pero ¿qué diablos haré con él? Sólo sirve para pedir aventones, pero yo prefiero caminar, ni modo, adiós, fue un placer vivir contigo pulgar.
Me desangro lentamente, creo que si estoy viva después de todo, pero sólo me queda una mano, tal vez un pellizco bastaba pero en fin, aun puedo hacer señas obscenas con esta mano, ahora sólo tengo que encontrar a quién.
Dios, la cabeza me da vueltas, me hace falta sangre, la tomaré de por aquí, no necesito dos manos, con mi dentadura basta. “¡Oye tú! Dame un abrazo”, -“¿quieres dañarme?” – “no, quiero mi bien. Ven acá y dame tu sangre, no te dolerá, al contrario me lo agradecerás”. Se acerca a mí, “qué idiota, ¿Qué persona normal se acerca a abrazar a quien no conoce?”
El cuerpo cae cuan largo es, descubro el rostro blanco y lo miro bien, “Upps, eras tú, mi mejor amigo, mejor me voy, seguiré durmiendo otra vez”.